Oración de un Anciano

El anciano dijo al terminar el año, en la Iglesia:
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Gracias, Padre, por haberme quitado
todo lo que me sobraba para caminar hacia Ti
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Gracias por aquel enemigo
que me hizo tanto mal,
porque por él aprendí a perdonar.
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Gracias por las enfermedades
que me hicieron paciente,
fuerte y humilde al reconocer mis límites, cualidades, defectos y virtudes.
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Gracias por los errores
que me hicieron enriquecer mi experiencia.
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Gracias por las piedras del camino
que me hicieron dar un paso más largo.
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Gracias por las decepciones
que me hicieron no descansar hasta encontrarte.
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Gracias por mis planes frustrados
que me llevaron al descubrimiento del proyecto de vida que tenías para mí.
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Gracias por el dolor y el sufrimiento
que me purificaron, me dieron temple y me enseñaron para siempre
que la felicidad no consiste en no sufrir, sino en aprender a hacerlo por aquellos que amamos.
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Gracias por las quiebras y los despojos,
por las pérdidas y las carencias,
pues éstas me hicieron libre para anhelar los bienes mayores que perduran...