Algunos dicen que los católicos adoran a María como si fuera Dios, o creen en María más que en Dios pero adorar a María sería una idolatría, un pecado contra el primer mandamiento de la Ley de Dios. «Sólo a Dios adorarás» (Lc. 4, 8).
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Jamás la Iglesia ha enseñado cosa semejante. María es una mujer, una
creatura, la más santa de todas las creaturas, pero solamente una creatura.
creatura, la más santa de todas las creaturas, pero solamente una creatura.
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A María la queremos, la veneramos, conversamos con ella en la oración, le
damos culto no de adoración que está reservado sólo a Dios, sino un culto de veneración como se lo damos a los santos que, como ella, son seres humanos, simples creaturas; y le pedimos que nos haga conocer, amar y seguir a Jesús como ella lo conoció, lo amó y lo siguió.
damos culto no de adoración que está reservado sólo a Dios, sino un culto de veneración como se lo damos a los santos que, como ella, son seres humanos, simples creaturas; y le pedimos que nos haga conocer, amar y seguir a Jesús como ella lo conoció, lo amó y lo siguió.
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El culto a María no distrae del culto a Cristosino que conduce a él.
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María presintió el culto que le sería dado a lo largo de los siglos, cuando exclamó: «Desde ahora me proclamarán bien-aventurada todas las generaciones» (Lc. 1, 42).
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Ya Isabel, su prima, se lo había anunciado: «Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre» (Lc. 1, 48).
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Los millares de iglesias dedicadas a María, las multitudes de personas que acuden a sus santuarios, los millones de Avemarías que se rezan diariamente en el mundo, han confirmado ese presentimiento y ese anuncio.
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El que conoce a María la ama, y se esfuerza por darla a conocer y por conocer y amar a Cristo. Se alimenta de su Palabra. Se integra en la vida de la Iglesia, cumple los mandamientos y participa de los sacramentos, especialmente de la Eucaristía.
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ORAR A MARIA
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En Juan 2, 1-12, María demostró su poder de intercesión. «Pero es que solo hay un intercesor, y es Cristo...» , -dicen.
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María intercede ante Jesús por todos nosotros.
María pide por TODOS nosotros.
Lucas 20, 38 dice: «Dios no es Dios de muertos sino de vivos, porque para El todos viven.» y ella está muy cerca de Dios.
Lucas 20, 38 dice: «Dios no es Dios de muertos sino de vivos, porque para El todos viven.» y ella está muy cerca de Dios.
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En el Apocalipsis, la Revelación, «Ap. 6, 9-11; Ap. 8, 3», las almas claman a Dios, aún después de haber abandonado este mundo.
Después de la llamada "muerte" hay una vida eterna.
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Esas son las enseñanzas de la Biblia Cristiana: vida eterna para el alma; con la suerte que cada uno se busca, y no solo por su fe, sino sobre todo por sus obras y sus hechos.