El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas.
Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad.
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Podemos distinguir dos periodos.
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1- En el primero de ellos, que se extiende desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
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2- En el segundo periodo, que abarca desde el 17 hasta el 24 de diciembre inclusive, se orienta más directamente a la preparación de la Navidad.
Se nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido.
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En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías.
Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad.
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Podemos distinguir dos periodos.
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1- En el primero de ellos, que se extiende desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.
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2- En el segundo periodo, que abarca desde el 17 hasta el 24 de diciembre inclusive, se orienta más directamente a la preparación de la Navidad.
Se nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido.
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En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías.
En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios.
Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia.
Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.
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El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia.
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El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia.
Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:
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I Domingo
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I Domingo
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La vigilancia en espera de la venida del Señor.
Durante esta primera semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio:
"Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".
Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar.
Esta semana, encenderemos la primera vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
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II Domingo
La vigilancia en espera de la venida del Señor.
Durante esta primera semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio:
"Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento".
Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar.
Esta semana, encenderemos la primera vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.
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II Domingo
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La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista:
"Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios?
Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento,
como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
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III Domingo
La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista.
Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista:
"Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios?
Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento,
como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.
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III Domingo
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El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo.
El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella:
"Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?
Nos disponemos a vivir esta tercera semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó.
Encendemos como signo de espera gozosa, la tercera vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
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IV Domingo
El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo.
El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella:
"Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?
Nos disponemos a vivir esta tercera semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó.
Encendemos como signo de espera gozosa, la tercera vela, color rosa, de la Corona de Adviento.
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IV Domingo
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El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María.
Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo".
Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta.
Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que está cercana celebración representa.
Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María.
Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo".
Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta.
Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que está cercana celebración representa.
Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.