Las almas más varoniles y fuertes sobre la Iglesia, son las de una descalces absoluta y un despojo total.
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Mientras nos respaldemos en "nuestras razones", "nuestros derechos", "nuestros puntos de vista", "nuestras opiniones"; mientras los demás no puedan llegar a nosotros porque el amor propio nos invade, no hay santidad posible.
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Despojarse es callar cuando invaden mi campo...
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Cuando las cosas son tomadas de distinto modo al que las digo...
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Cuando las formas de ver no coinciden con las mías...
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Cuando se me echan en cara mis faltas o mis errores...
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Es lanzarse a lo más duro. Aunque todos se lancen a lo más cómodo.
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Es vivir en una recta. Aunque yo intuya que todos se salen de vereda.
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Es sonreír en cualquier momento de la vida, se presente como se presente y donde se presente.
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Los demás siempre necesitarán de mi testimonio.
