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Vía Crucis de la Divina Misericordia


Promesas de Jesús para los devotos del Vía Crucis
Revelación a Estanislao
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1.-
Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el rezo del
Vía Crucis.
2.- Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican
a rezar el Vía Crucis.
3.- Durante la vida, yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi
ayuda especial en la hora de la muerte.
4.- Aunque tengan más pecados que las hojas de las hierbas que
crece en los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos
serán borrados por medio de esta devoción al Vía Crucis. (Nota: Esta
devoción no elimina la obligación de confesar los pecados mortales. Se
debe confesar antes de recibir la Santa Comunión.)
5.- Los que acostumbran rezar el Vía crucis frecuentemente, gozarán
de una gloria extraordinaria en el cielo.
6.- Después de la muerte, si estos devotos llegasen al purgatorio, Yo
los libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes
después de morir.
7.- Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis; y mi
bendición les acompañará en
todas partes de la tierra. Después de la muerte, gozarán de esta
bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
8.- A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la
tentación del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder
sobre estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
9.- Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es
decir, convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde
me complaceré en derramar mi gracia.
10.- Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el
Vía Crucis con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para
protegerlas.
11.- Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre
muy unido a los que me honran, con el rezo frecuente del Vía Crucis.
12.- Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de mí porque Yo
les daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.
13.- En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e
iremos juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que Me
han honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis
14.- Para estos devotos del Vía Crucis, Mi alma será un escudo de
protección que siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí.
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Vía Crucis de la Divina Misericordia
Beato Michal Sopocko, confesor de Santa Faustina:
MISERICORDIA DIVINA EN SUS OBRAS

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ESTACIÓN I
JESÚS CONDENADO A MUERTE
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“Me da vergüenza Señor ponerme delante de Tu santo semblante, porque me parezco tan poco a Ti. En la flagelación sufriste tanto por mí que sólo ese dolor te hubiera matado si no fuera por la voluntad y la sentencia del Padre celestial que murieras en la cruz. Y para mí es difícil aguantar las infracciones pequeñas e imperfecciones de las personas de casa y de los prójimos. Tú, por misericordia, derramaste tanta sangre por mí. Y para mí cada ofrecimiento, cada abnegación para el prójimo es dura. Tú con paciencia inefable y callando enduraste el dolor de flagelación y yo me quejo y gimo cuando me toque aguantar por Ti algún dolor o desprecio por parte del prójimo” (Tomo II, p. 103).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN II
JESÚS LLEVA LA CRUZ
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“Con profunda compasión voy a seguir a Jesús. Voy a soportar con paciencia ese disgusto, qué pequeño para dar homenaje a Su camino a Gólgota. ¡ Si va a la muerte por mí! Por mis pecados sufre! ¿Cómo puedo estar indiferente respecto a eso? No quieres Señor que lleve contigo Tu pesada cruz sino que aguante diariamente, pacientemente mis pequeñas cruces. Pero hasta ahora no lo he hecho. Me da vergüenza y pena esa pusilanimidad e ingratitud mía. Decido recibir con confianza y aguantar con amor todo lo que pongas sobre mí por Tu misericordia” (Tomo II, p. 119).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN III
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
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“Llevaste Señor una terrible carga- los pecados de todo el mundo de todos los tiempos (...). Por eso cesan Tus fuerzas. No puedes seguir con este peso debajo del cual Te caes. Cordero de Dios que, por Tu misericordia, quitas el pecado del mundo, por el peso de Tu cruz, desembarázame de la pesada carga de mis pecados y enciende el fuego de Tu amor, para que su llama nunca muera” (Tomo II, p. 123).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN IV
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
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“Madre Santísima, madre Virgen, haz que me contagie del dolor de Tu alma. Te quiero Madre dolorosa que sigues el mismo camino por el que caminó Tu amadísimo Hijo- el camino de vergüenza y de humillación, de menosprecio y maldición, grábame en Tu corazón inmaculado y, como la Madre de Misericordia, concédeme la gracia, para que, siguiendo a Jesús y a Ti, no me deprima en este espinoso camino de Calvario que también para mí trazó la Divina Misericordia” (Tomo II, p. 126).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN V
JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRINEO
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“Como a Simón, también para mí la cruz es una cosa penosa. De la naturaleza la rehuyo, pero las circunstancias me obligan a acostumbrarme a ella. Desde ahora voy a tratar de llevar mi cruz con la disposición de Cristo. Voy a llevar la cruz por mis pecados, por los de otros, para las almas que sufren en el purgatorio, imitando al misericordiosísimo Salvador. Entonces voy a hacer el camino real de Cristo, y voy a seguir por él, aun cuando me rodee una multitud de gente enemiga, burlándose de mí” (Tomo II, p. 129).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN VI
LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTO DE JESÚS
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“Jesús ya no sufre, no puedo darle un velo para enjugar el sudor y la sangre. Mas el sufriente Salvador sigue viviendo en Su cuerpo místico, en sus hermanos, cargados con la cruz, pues en los enfermos, agonizantes, pobres, necesitados a los que les falta un paño para enjugarles el sudor. Si Él dijo: “En verdad os digo, que todo lo que hicisteis por uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, por mí mismo lo hicisteis.” (Mt 25, 40), pues voy a ponerme al lado de un enfermo, un agonizante con verdadero amor y paciencia para enjugarle el sudor, para fortalecerle y consolarle” (Tomo II, p. 132).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN VII
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
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“Señor (...) ¿cómo puedes tolerarme a mí pecador todavía, que te ofendo innumerables veces con mis pecados cotidianos? Me lo puedo explicar solamente con la grandeza de Tu misericordia que todavía sigues esperando a que me mejore. Ilumíname Señor con la luz de Tu gracia para que conozca todos mis errores y malas inclinaciones que causaron que volvieras a caer bajo la cruz. Para que desde ahora las extirpe sistemáticamente. Sin Tu gracia no puedo librarme de ellos” (Tomo II, p. 136).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN VIII
JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES
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“Hay también para mí un tiempo de misericordia, pero limitado. Después de ese tiempo se hará la justicia, de lo cual habla amenazante Jesús. Estoy cargado con muchas culpas, estoy marchitando y consumiéndome del temor, pero voy a seguir los pasos de Jesús, voy a tomarme la contrición al corazón y voy a hacer justicia con la sincera penitencia. A esta penitencia me estimula la infinita misericordia de Jesús que había cambiado su corona de gloria a la corona de espinas, salió a buscarme y, al haberme encontrado, me abrazó a su corazón” (Tomo II, p. 139).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN IX
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
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“Por mí sufre Jesús y por mí cae bajo la cruz. ¿Dónde estaría hoy yo sin el sufrimiento del Salvador? (...) Por lo tanto, todo lo que hoy tenemos y quien somos en el sentido sobrenatural, todo lo debemos solamente a la Pasión de Jesucristo. Hasta el cargar con nuestra cruz no significa nada sin la gracia. Solamente Su pasión hace nuestra contrición merecedora y la penitencia eficaz. Sólo la misericordia, revelada en su triple caída es la garantía de mi salvación” (Tomo II, p. 142).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN X
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
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“En este terrible misterio estuvo presente la Santísima Madre que lo vio todo, lo escuchó todo y lo miró todo con atención. Uno puede imaginarse el dolor interior por el que pasó viendo a Su Hijo profundamente avergonzado en la sangrienta desnudez, probando una amarga bebida a la que yo también había vertido la amargura con el pecado del abuso de la comida y la bebida. Desde este momento decido, con ayuda de la gracia Divina, practicar una sabia mortificación en este asunto, para que la desnudez de mi alma no ofenda a los ojos de Jesús ni a Su santísima Madre” (Tomo II, p. 145).
SEÑOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN XI
JESÚS CRUCIFICADO
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"Pongámonos en los pensamientos en Gólgota, bajo la cruz de Jesús y meditemos en esa terrible escena. Entre el cielo y la tierra está colgado el Salvador, en las afueras, rechazado por su gente, está colgado como un delincuente, entre otros delincuentes, como una imagen de la ínfima miseria, desamparo y dolor. Sin embargo Él se parece a un comandante, que conquista las naciones, no con espada y armas- sino con la cruz- no para matarlas sino para salvarlas. Porque la cruz del Salvador se hará desde entonces una herramienta de la gloria de Dios, de la justicia y de la infinita misericordia" (Tomo II, p. 150).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN XII
JESÚS MUERTE EN LA CRUZ
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"Nadie presenció ese acto de sacrificio con tan maravillosos y adecuados sentimientos y pensamientos como la Madre de la Misericordia. Tal como durante la Concepción y la Natividad sustituía a toda la humanidad, adorando y amando ardientemente al Dios del universo, también ante su muerte adoraba el cuerpo inerte, lloraba la pérdida del Hijo, pero a la vez no se olvidaba de sus hijos adoptivos. Los representantes de ellos son San Juan Apóstol y el recién convertido criminal por el cual había intercedido. Toma también mi defensa, o Madre de Misericordia, acuérdate de mí, cuando en mi agonía, encomiende mi alma al Padre" (Tomo II, p. 195).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN XIII
JESÚS EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
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"Misericordiosísimo Salvador, ¿qué corazón resistirá la cautivadora, rompedora elocuencia con la que nos hablas con las innumerables heridas de Tu cuerpo muerto reposante en el seno de Tu dolorosa Madre?. Cada acción Tuya hubiera bastado como propiciación de la justicia y la reparación de las ofensas. En cambio elegiste esa manera de redención para resaltar el gran valor de muestra alma y Tu inagotable misericordia. Para que incluso el mayor pecador pueda venir a Ti con confianza y contrición, y recibir perdón como lo recibió el criminal agonizante hace mucho tiempo" (Tomo II, p. 208).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ESTACIÓN XIV
JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO
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"Madre de Misericordia, me adoptaste para que me hiciera hermano de Jesús, por el cual lloras tras ponerle en la tumba. No le des caso a mi debilidad, inestabilidad y dejadez por las que lloro incesantemente y a las que renuncio constantemente, pero acuérdate de la voluntad de Jesús que me había puesto bajo Tu protección. Cumple pues Tu misión en cuanto a mí, por desmerecedor que sea, dadme tantas gracias del Salvador que mi debilidad necesita. Sé para mí siempre la Madre de misericordia" (Tomo II, p. 224).
SENOR, AYÚDAME A SEGUIRTE CON CONFIANZA
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ORACION
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Dios, Padre misericordioso,
que has revelado tu amor
en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros
en el Espíritu Santo Consolador,
te confiamos hoy el destino
del mundo y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros,
pecadores; sana nuestra debilidad;
derrota todo mal;
haz que todos los habitantes
de la tierra experimenten Tu misericordia,
para que en Ti, Dios uno y trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre eterno,
por la dolorosa pasión
y resurrección de tu Hijo,
ten misericordia de nosotros
y del mundo entero. Amén.

(Papa Juan Pablo II)